Día 3: Pruebas a causa del pecado.

Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová. 2 Samuel 11:27

Ser hijos de Dios no nos hace exentos de pecar, sin embargo fallarle a Dios se siente como clavar un puñal a nuestra alma y dejar que la vergüenza, tristeza, dolor y lamento se apoderen de nuestras vidas, dejándonos así derrotados y sin fuerzas para seguir.

Muchas veces vamos por la vida juzgando sin justo juicio a quienes sabemos han pecado, hablamos duramente y sin misericordia del que adulteró, mintió, robó, mató… Sin embargo se nos olvida que nosotros somos tan capaces como ellos de pecar deliberadamente, quizás sin consecuencias tan obvias pero sí permitiendo al pecado ganar batallas en nuestro corazón y entronarse en él.

3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. 4 Y envió a David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. 5 Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta. 2 Samuel 11

En esta oportunidad quiero que reflexionemos en el Rey David, quien fornicó con Betsabe y asesinó deliberadamente a Urías quien era el esposo de ella.

15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera. 2 Samuel 11

Y sí, si estamos hablando de David el que mató a Goliat, David el Rey conforme al corazón de Dios, David el salmista, ganador de batallas y el del trono que perduró por siempre… ¿Tu me estas diciendo que Dios hizo todas estas cosas con un hombre capaz de cometer semejante error? 

Claro que sí, a medida que vamos conociendo a los hombres y mujeres que Dios usó en gran manera puedes ver algo en ellos, TODOS, absolutamente TODOS eran hombres pecadores… ¿Acaso quiere decir esto que Dios está de acuerdo con el pecado?

NO, rotundamente NO. Sin embargo Dios sabía y conocía que en ellos había naturaleza pecaminosa y la única forma de que ellos hicieran todas las grandes hazañas que vivieron era a través de la Fé, llevándolos siempre a la convicción de pecado, viviendo sus consecuencias pero aumentando su Fé a través de toda la gracia y misericordia que derramó sobre sus vidas. 

El profeta Natán confrontó a David sobre su pecado, usando una parábola que ayudó a David a ver la gravedad de sus acciones (2 Samuel 12:1-14). El arrepentimiento de David fue genuino y profundo, como se refleja en el Salmo 51,. Sin embargo, las consecuencias de sus acciones fueron duras.

El hijo que había tenido con Betsabé había muerto. El profeta había advertido a David de todo esto y a causa de su arrepentimiento David habría orado día y noche en el templo pidiendo y rogando misericordia a Dios, pero la consecuencia debía llegar. El niño igualmente murió, y aquí viene mi parte favorita y es donde se manifiesta el Espíritu Santo en nuestras vidas… ¿Qué hizo David al saber que su hijo había muerto? 

Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió. 2 Samuel 12:20 

Ese es el obrar de un hijo de Dios arrepentido, que en medio de la prueba es capaz de aceptar sus consecuencias, abrazarlas con dolor pero seguir adelante clamando y glorificando al Dios eterno porque sabía que sólo en Él conseguiría redención.

En nuestra vida pecaremos muchas veces, algunas veces con consecuencias más difíciles y dolorosas que las otras. Sin embargo nuestra respuesta ante esa situación debe estar llena siempre de arrepentimiento y humillación delante de Dios.

Si vives una prueba a causa de tu error, debes responsabilizarte y eso conlleva a tener el corazón en la postura correcta para que Dios obre en ti y que esta prueba traiga transformación, gracia y misericordia para que sea Dios glorificado en tu vida.

Cada prueba que vivimos tiene como propósito ir sacando la basura de nuestro corazón, ir limpiando y refinando hasta que seamos llamados a la presencia del Padre.

Sí te encuentras viviendo una prueba a causa del pecado, no huyas ni lo ignores, ve delante de Dios con el corazón correcto en búsqueda de perdón y transformación. Muchas veces estas pruebas pueden sacar de nosotros cosas que le estorbaban al Espíritu Santo para seguir su obra redentora en nuestras vidas y hacernos cada días más parecidos a Cristo Jesús.

 

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